Un amigo visita a su amigo de toda la vida y le dice:
Carlos, que pena, no puedo creer que no tengas los pantalones para mandar en tu casa.
A lo cual el otro contesta:
Sí, es verdad Patricio.
Mira -le dice Carlos- en mi casa mando yo, y cuando digo, tengo hambre, me sirven de comer y cuando digo, tráiganme el agua caliente, me la traen de inmediato.
A lo cual Patricio le pregunta:
Oime Carlos, y para qué quiere agua caliente?
Y Carlos responde:
Ay Patricio, no me diga que usted lava los platos con agua fría.