El perro de un abogado se mete a una carnicería, y se come un feroz pedazo de carne. El carnicero queda muy indignado, así que va a protestar a la oficina del abogado y le pregunta:
-Si un perro se mete a mi carnicería y se come un filete delante de mis ojos, ¿Tengo derecho a demandar al dueño del animal para que me pague por daños y prejuicios?
-Claro que sí!
-Pues entonces, ¡Quiero que me page los 65mil gs del filete que se comió su perro!
El abogado, sin protestar abre su billetera y le paga al carnicero.
Este se siente algo avergonzado por desconfiar del profesional, pero una semana después le llega una carta con las tarifas de consulta del abogado: 60mil gs!